Como tenía muy poco tiempo para revelar, escanear, seleccionar, secuenciar y crear un proyecto editorial, terminé renunciando a ciertas opciones y encajando mucho en el libro.
Tiene muchas imágenes, mucho texto, mucha información….

Grabé las conversaciones, transcribí casi 30 horas y comencé a hacer un rompecabezas con extractos que me parecieron importantes para contar la historia de Canoa a partir de ellos mismos.

https://livrosdefotografia.org/publicacao/39310/entre-tramas-e-labirintos

Pero quedé contenta con el resultado porque espero que pueda ser utilizado como material de investigación y como registro histórico y cultural gratuito y de fácil acceso.

Sin embargo, ahora, con calma, me gustaría desarrollar un fotolibro impreso. Que no será una mera impresión de lo que ya existe.
Ahora podré explorar cuestiones de materialidad, buscar un significado más cohesionado entre las imágenes, con un conjunto más esbelto y coherente, tratar de resolver la relación entre imagen y texto de otras maneras y también saber acercar otras tipos de imágenes y registros, como apropiaciones.

Hice una primera selección y secuencia de esta otra versión.

Percepciones de otras imágenes que surgiéran.
Origens

El proyecto surgió de un primer contacto que tuve con la ciudad, los habitantes de Canoa Quebrada, pero sobre todo una familia y una señora en particular, que era doña Aracy, una señora de 82 años que contaba historias de su vida, hacía una especie de bordado que llaman laberinto y que me encantó con tanta dulzura.
Cuando estuve allí, en 2012, todavía estaba empezando a fotografiar. En ese momento, mis esfuerzos fotográficos tenían mucho que ver con la experimentación visual sin mucha preocupación con el tema. Fue en los tiempos de boom de la lomografía.

Llevé mi Nikon F a Canoa Quebrada y terminé tomando muchas fotos. Cuando recibí los rollos revelados me di cuenta que era la primera vez que encontraba algo más concreto y continuo que me motivaba a fotografiar - la primera vez que fotografiaba menos como una búsqueda de anecdotas o recuerdos personales y más por un deseo de aprehender la realidad de un lugar o por enamorarme de aquellas personas.

En ese viaje quedé encantada no solo por la belleza natural, sino sobre todo por la gente acogedora que conocí allí.

Y ya en las primeras conversaciones descubrí un tono de nostalgia en muchos de los discursos que decían que antes eran más unidos, más solidarios, que los turistas eran amigos y no clientes, que las casas de la calle principal, hoy casi todas transformadas en restaurantes y negocios, eran de los nativos….
Sentí un gran deseo de tratar de comprender estas contradicciones y, en un primer momento, denunciar el turismo depredador.
En primer lugar, sin embargo, la intención era hacer una película. Un cortometraje tal vez.

En 2017, cinco años después de mi primer contacto, regresé. Sin saber si me recordarían, si la abuela Aracy estaba bien. Afortunadamente, todos estaban bien y se acordaban de mí. Me recibieron nuevamente con mucho cariño y en poco tiempo ya me habían acogido como parte de la familia.
Filmé mucho, hablé con muchos canoenses, y nel medio del año, hice un cortometraje cuyo eje era ese choque entre lo positivo y lo negativo de los cambios y transformaciones que ha vivido la comunidad en los últimos 20 años.
El cortometraje se proyectó en diciembre del mismo año, 2017, lo que me permitió regresar una vez más y estar otros 10 días.

A lo largo de los años he madurado y también he notado algunas pautas importantes en mi trabajo:
No me gustan los trabajos pesimistas, no me siento motivada/activada por trabajos que solo se enfocan en los aspectos negativos.
Pretender crear una versión única de esa realidad, sobre todo simplificando las complejidades que implican estas transformaciones provocadas por el turismo, sería incompleto, simplista y prepotente.

Me di cuenta de que el lugar donde quiero trabajar como artista y creador me ofrece otras posibilidades de ver el mundo.
Tengo apuntado de una clase con Valeria Arendar una frase que me parece muy buena para explicar:
Pensar en otro mundo posible a partir de lo imposible.
En 2020 volví con la intención de filmar los preparativos del 90 cumpleaños de Aracy y seguir conociendo gente y hablando con ellos.
Con cada viaje conocí a más personas y creé lazos de afecto más profundos. Y me di cuenta que aún que Aracy fuera mi protagonista, la ciudad/el territorio, la comunidad y el colectivo y sus historias eran el otro protagonista.

Me fui justo antes de la pandemia. Durante ese tiempo pude mirar las imágenes que había producido y comencé a darme cuenta de que había algún significado que no había previsto… sobretodo non conscientemente. Encontré elementos que se repetían y me apuntaban hacia una nueva percepción.

Estas imágenes me remitían a la fe, a la religiosidad, pero en un ámbito más amplio, sincrético. Una fe que abarcaba lo mágico, lo fantástico y los elementos naturales.
Todo esto mezclado con situaciones extremadamente banales y mundanas.

Al principio comencé a llamar al proyecto misterios mundanos.

A partir de estas imágenes y estes conceptos, escribí un proyecto para el Premio Marc Ferrez de Funarte, una importante institución que promueve las artes y la cultura aquí en Brasil, y fui seleccionada.

Con el premio, pasé un mes en Canoa, en janeiro y febrero de 2022, y fotografié todos los días con el objetivo de crear un fotolibro digital, que estaría disponible de forma permanente y gratuita en Internet.
















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A lo largo de este proceso, profundicé aún más aquellas impresiones que había tenido y agregué una nueva capa: me di cuenta de que uno de los elementos fundamentales que me conectaba con ellos era la fe en la narrativa misma, en la ficción misma, en el gesto de invención o perpetuación de una historia como algo que sustenta una forma de vida, una forma de “estar en el mundo”, que da sentido, que crea bases para la convivencia, que construye una Cosmovisión.

Todo esto combinado con mis inquietudes previas me permitió entender que una de mis mayores preocupaciones era el hecho de saber que este mundo corre el riesgo de desaparecer porque cada vez está más en contacto con lo que se cree ser "el progreso".

Sabiduría local, extraoficial, popular, comunión con la naturaleza, mezcla de pueblos originarios, tecnología de vida, tecnologías empíricas.